lunes, 24 de marzo de 2008

CANCION

El día comenzó casi perfecto. Aun me recorría el recuerdo reciente de aquel encuentro. Hace mucho que la ciudad no despertaba a otra semana sin recibirla con la tristeza de una lluvia tenue o de la niebla que se va de a poco. Hasta la rutina de esta oficina era nueva. Las calles recién pintadas y puestas a secar.

En el monitor apareció un nombre de un ser querido. La Tita me llamaba por mi nombre y me escribía dos o tres frases que mi cabeza no podía entender. Yo miraba las letras en la pantalla pero su secuencia lógica se desvanecía antes de que pudiera descifrar aquello que no quería saber. -Andrés murió- repetía en alguna parte la Tita, pero algo alojado en mis pupilas no me dejaba mirar. No sabía bien porque de pronto el día perdió esa mueca de alegría. Por la ventana no entraba más esa ciudad que antes parecía sonreír.

Marqué de memoria un número y al otro lado un amigo se guardó en el silencio. -Andrés murió- pensé en voz alta, y ya todo era parte de un engaño en el cual yo participaba sin saber. Cómo podía haber caído el más fuerte de los guerreros! Después de todo, la sucia muerte no golpea tan bajo- grité.

Charly pasó por mí. Luego la Kika. Uno a uno tus amigos nos fuimos encontrando y abrazando. Mi hermana escribió en su nick –Ya estás curado, ya estás en paz- pero ninguno de nosotros lo entendía aún. Seguramente desde arriba te reías de nuestra torpeza. Estuvimos juntos como hace mucho tiempo no sucedía y esa fue nuestra forma de estar a tu lado. Nos miramos a los ojos para encontrarte en las huellas que dejaste. Jugamos risk para bromear contigo y tomados de la mano quisimos decirte “hasta pronto amigo, espéranos arriba” Finalmente comprendimos que hoy tenemos al más valeroso de los ángeles cuidando nuestros pasos.

Han pasado los días y el recuerdo, lejos de esconderse, se va tatuando en la carne de quienes te vivimos. Los tatuajes dicen: “Se fue el ejemplo de vida más hermoso que he tenido en mi vida. Yo se que estás conmigo y estarás siempre…” “Gracias Andrés, por tu ejemplo de vida y por dejarnos ganar en el risk.” “Andrés estás conmigo, amigo, para siempre” “Andrés, querido amigo, estarás por siempre en mi corazón” “Un angelito más. Descansa en paz amigo” Y por todas esas frases que no se han dicho o que no están aquí, de parte de todos tus amigos, esto es para vos:

Canción.

Por ésta, mi callecita vieja,
un día pasó un gran caballero
y aquel día los niños lloraban:
habían muerto estrellas del cielo.
¡Niños buenos den paso al viajante,
al viajante que busca sus sueños!
Y los niños traviesos preguntan:
¿por qué viajas con tanto silencio?

-Porqué allá, donde duerme la luna,
solo existe el murmullo del tiempo.

-Pero dinos amigo errante,
¿de qué colores son nuestros sueños?

-Niños, vuestros sueños son azules
como azul es el gran firmamento.

Y los niños se fueron tranquilos
a buscar el azul en sus juegos.
¡Hombre bueno ven, ésta es tu casa,
aquí podrás recostar tus penas,
mañana seguirás tu camino
tras el viento que nunca regresa!
Era tarde, y la lluvia empezaba
a mostrar sus colmillos de fiera,
pero el hombre tranquilo me dijo:
¡Buen amigo, mi sueño me espera!

-¿Algún día te volveré a ver
en esta calle que es tuya y mía?

-En esta calleja que piso hoy
me volverás a ver algún día.

-Ve pronto pues tu sueño escapa.
Ve pronto a recorrer tu camino.

-Me voy con el corazón alegre
y aunque me vaya quedo contigo.

Y así el gran caminante marchó
vestidito de azul y silencio,
fue dejando a su paso en el pueblo
el vaivén de su canto perfecto.
Y los niños ya nunca lloraron,
comprendieron que el buen caballero
era la estrella que no había muerto:

una estrella bajada del cielo.