lunes, 5 de julio de 2010

Qué suerte.

Qué suerte.

El día termina,

pero vos,

apenas comienzas.


Y qué suerte ser tacto,

ser lluvia,

ser noche,

que viene despacio.


Qué lejos queda todo

y qué suerte

aparecer en tu prisa

y mirarme en tu abrazo.


Ya mañana vendrán

hastíos infames,

el sol de la tarde,

un adiós sin rencores.


Mientras tanto

qué suerte ser presente,

ser aquí y ahora,

ser razón y pretexto.

Quito, dosmildiez