domingo, 17 de octubre de 2010

Llegas

Tu recuerdo llega sin demora.

A veces se abre paso

entre nubes de sueño

y burbujas de niebla.

A veces recorre grandes territorios:

avenidas de silencio,

ríos de olvido,

áridos valles de espera.

A veces se cansa,

gesticula,

busca atajos en cantos y aromas,

en libros, en sombras,

y llega.


A veces llega solo

sin cita previa:

sin por qué ni hasta cuándo,

sin dar batalla

ni dar tregua.

A veces trae preguntas,

casi siempre pide respuestas.

A veces llega y se posa en mis manos

y mis manos lo hacen poema.

A veces llega y se queda en mis ojos.

Y yo lo enfrento,

le miro a la cara

en el espejo,

le destierro para siempre,

le acuchillo el pecho.

Pero él llega.


A veces trae cosas:

cajas azules,

girasoles,

estrellas.

A veces trae de regreso

mis pasos en tu vereda.

Llega y me regala el mar.

Llega y me trae tu ausencia.

A veces llega triste

con mortaja y todo.

Reminiscente,

náufrago,

nostálgico,

envuelto en pena.

Yo lo evito con toda clase de amuletos

sortilegios,

hechizos varios.

Sin embargo,

llega.


Pero otras veces,

como hoy,

llega resplandeciente

y me ilumina.

Llega,

y el viento me da tus besos.

Llega,

y me trae el abrazo

de mi hermana.

A veces,

muchas veces,

como hoy,

tu recuerdo llega,

y yo lo atrapo en el pecho:

debajo de la piel

para cobijarlo,

junto al corazón

para que duerma,

y así vivirlo en mis sueños:

ese pasillo sin tiempo,

y volver a sonreír

hasta el cansancio

o hasta tu vuelta.

Octubre 17. 2006

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